A raíz de la pandemia surgió el escritor que habitaba en mi interior, como un alter ego latente que pugnaba por expresarse y salir al exterior. Tras toda una vida dedicada a las subastas de arte y antigüedades, por fin pude dedicar mi tiempo a lo que realmente me gustaba: escribir, contar historias que cautivasen al lector.

En primavera de 2021, recorriendo el Camino de Santiago, planifiqué mentalmente la que sería mi primera novela, "El cas dels passatges". Por aquel entonces estaba leyendo un best seller que me impulsó a tratar de hilvanar una historia que cautivara. Descubrí  que disfrutaba dibujando personajes, recreando espacios y hurdiendo tramas, creando giros inesperados y ayudando a mis protagonistas a salvar los obstáculos más difíciles. Pero la escribí para mi, sin ninguna intención de publicarla. 

Luego seguiría con "Vides trencades", segunda parte de lo que preveí sería una trilogía de novela policíaca. Antes de abordar la tercera entrega, surgió la apasionante historia de "El quadre del monestir". Para entonces ya habían sido unos cuantos familiares y amigos los que habían tenido ocasión de leer alguna de ellas, y me insistieron en que las publicase; opté por la via fácil y rápida, autopublicarlas en Amazon, así al menos las podría tener físicamente en mi estantería. 

Después vino "2084, una crónica del fin de nuestros días", mi primera incursión en la novela de ciencia ficción. "Viladrau, el llibre de les bruixes" sería la tercera parte de la trilogía "Negre sobre blanc", a la que seguiría "Cautivo". "Covadonga, el origen de la leyenda" es mi última novela, editada por Editorial ACEN en castellano y ya disponible en catalán en Amazon.

Llegar a tí, querido lector, es lo que me empuja a seguir hilvanando historias, compartiendo contigo el increible viaje de mis protagonistas por los más variados escenarios y tiempos. Los intento plasmar con rigor y verosimilitud para que la inmersión en mis novelas sea completa. Porque es así como los escritores conseguimos que los lectores se sumerjan en nuestras historias y que la lectura se convierta en una evasión, en un tiempo en el que los problemas cotidianos pasen a un segundo plano. Si lo he conseguido, me doy por satisfecho.